viernes, 6 de mayo de 2011

Tarjetas de Crédito, el 666 y el 999




Hace algún tiempo en todos los países el poseer tarjeta de crédito, que por cierto eran pocas las personas que se beneficiaban de este aparente privilegio, era signo de status social.

Hoy en día, empleado, ama de casa, ejecutivo, estudiante, que no posea tarjeta de crédito o de débito, es mirado como una persona extraña.

Los bancos, corporaciones, establecimientos comerciales, etc., en su afán por aumentar sus ventas, han disminuido los requisitos para su obtención, comprometiendo así más y más a los usuarios, que sin recato alguno efectúan compras y aprovechan cuanta rebajas y ofertas salgan al mercado.

Y cuando tienen copado el cupo, echan mano al crédito en efectivo o si no recuren a las numerosas tarjetas que tienen.

En resumen, viven para sostener sus tarjetas y aunque no la utilicen, tendrán de todas maneras que pagar mensualmente por su manejo, papelería, financiación y sin ir más lejos, por costos de abogados, demandas, juicios y embargos.

Y al final, lo único seguro es que de antemano cuando se le adjudicó el crédito no se le advirtió lo que implicaba poseer 
dinero plástico.


La gran mayoría de entidades financieras y crediticias en el mundo para evitar esta aparente crisis del servicio de tarjeta de crédito, optaron por una estrategia más inteligente creando el sistema de tarjeta débito, en la cual el “cliente” debe siempre depositar un dinero previamente al cual de todas formas se le sustrae cierto valor por su manejo.

Pues bien, en la Biblia: Apocalipsis 13-14/15/16 dice: “Y engaña a los moradores de la Tierra con las señales con las señales que se le ha permitido hacer en presencia de la bestia, mandando a los moradores de la Tierra que le hagan imagen a la bestia que tiene la herida de espada, y vivió”… “Y se le permitió infundir aliento a la imagen de la bestia, para que la imagen hablase e hiciese matar a todo aquel que no la adorase”… Y hacía que a todos, pequeños y grandes, ricos y pobres, libres y esclavos, se les pusiese una MARCA EN LA MANO O EN LA FRENTE”…

En Luxemburgo, pequeña nación de Europa, están desarrollando tarjetas de crédito, cuyo principal código es el # 666 y 999, o combinaciones de estos, que con la ayuda de los computadores este código origina un número infinito de combinaciones.

Utilizando patrones de impresión que contienen un microordenador y diminutos sensores, que hacen que cada tarjeta emita un rayo invisible a la vista humana.

Cuando un “cliente” recibe su tarjeta, existe una cinta sobre la cual estampa su firma. Al hacer esta operación, el rayo es emitido por supuesto a la MANO o a LA FRENTE y QUEDA MARCADO, SEÑALADO.

Cuando es programado en las computadoras, recibe órdenes de utilizar su tarjeta esté donde esté, y a la hora que sea. De manera compulsiva su dueño compra lo que sea con tal de utilizarla.

Prácticamente recibe órdenes subliminales como se reciben hoy en canciones, cine, televisión o como en el caso de ciertos productos gaseosos, donde la persona recibe la orden de beber el refresco con apremio.

En el mismo Apocalipsis 13-17/18 dice: “Y que ninguno PUDIESE COMPRAR o VENDER, sino el que tuviese LA MARCA O EL NOMBRE DE LA BESTIA O EL NÚMERO DE SU NOMBRE”. Aquí hay sabiduría. El que tiene entendimiento, cuente el número de la bestia, pues es número de hombre y su número es 666.

Fuente: Extracto del Libro ‘La Tierra Planeta Prisión’, Suckra.

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