martes, 24 de septiembre de 2013

Las 4 Leyes de la Alimentaciòn.

LAS 4 LEYES DE LA ALIMENTACIÓN


Quizás uno de los puntos más importantes en nuestra alimentación sea reconocer la calidad de los alimentos que vamos a comer, y la cantidad que necesitamos consumir para sentirnos satisfechos y equilibrados.


Foto: LAS 4 LEYES DE LA ALIMENTACIÓN 

Quizás uno de los puntos más importantes en nuestra alimentación sea reconocer la calidad de los alimentos que vamos a comer, y la cantidad que necesitamos consumir para sentirnos satisfechos y equilibrados.

También resulta importante saber combinar cada grupo de alimento de manera balanceada, adecuando las comidas a nuestras necesidades personales. Existen leyes de la alimentación que nos pueden ayudar a alcanzar este objetivo. Las 4 leyes que se presentan a continuación son fundamentales a la hora planificar comidas saludables:

1. Ley de la calidad: La alimentación deberá ser completa en su composición para mantener el correcto funcionamiento de órganos y sistemas. En toda dieta deberán estar presentes: hidratos de carbono, proteínas, lípidos, vitaminas, minerales y agua. De acuerdo a esta ley, las dietas se clasifican en completas (variadas) e incompletas (monótonas).
    
2. Ley de la cantidad: La cantidad de alimentos debe ser suficiente para cubrir las necesidades calóricas y nutricionales de nuestro organismo. Los alimentos que proveen fundamentalmente calorías (energía) son los hidratos de carbono y los lípidos. De acuerdo a esta ley, las dietas se clasifican en: suficiente, insuficiente, generosa o excesiva. Así, los regímenes para adelgazar que son muy restrictivos se consideran insuficientes, ya que ofrecen un descenso de peso a expensas de un contenido calórico que no cubre las necesidades nutricionales básicas de la persona.
    
3. Ley de la armonía: Las cantidades de los diversos principios que componen la alimentación deberán guardar una relación de proporción entre ellos, de manera tal que cada uno aporte una parte del valor calórico total. Se recomienda que la dieta contenga: proteínas: 12 a 15% del valor calórico total; grasas: 30 a 35% del valor calórico total; carbohidratos: 50 a 60% del valor calórico total. De igual manera, sino comemos en armonía, difícilmente los alimentos incorporados se digieran de manera óptima para que nuestro organismo los pueda utilizar. Por este motivo es tan importante generar un ambiente de serenidad antes y durante el acto de comer.
    
4. Ley de la adecuación: Toda dieta deberá ser la apropiada para cada individuo en particular, considerando: edad, sexo, actividad, estado de salud, hábitos culturales y economía. Ello implica una adecuada elección de los alimentos, así como una adecuada preparación.

Para poder entender esto resulta elemental saber que no existen “sustancias buenas” y “sustancias malas”, ya que las sustancias en si mismas no pueden ser ni buenas, ni malas (calidad). Es el uso que hacemos de cada sustancia lo que nos puede hacer bien o mal (cantidad). Otro aspecto importante es que dependiendo de la cantidad, la misma sustancia puede hacernos bien o mal (armonía). Además, este es un hecho personal ya que existen sustancias que a algunas personas les hacen bien y a otras mal (adecuación).

Como regla general podríamos decir que lo “bueno” es lo más natural en cantidades moderadas, y lo “malo” es lo menos natural en cantidades exageradas. Con las palabras “bien” y “mal”, queremos decir respectivamente “constructivo” y “destructivo”.

Para aclarar mejor este asunto tomemos como ejemplo el agua. Esta sustancia que parece totalmente inofensiva, si se consume exageradamente (más de 25 litros en 24 horas) produce una intoxicación por agua donde se altera el balance normal de electrolitos en el cuerpo, que puede causar graves alteraciones de la función cerebral, derrames, coma, y hasta la muerte. Esto se explica porque nuestro organismo tienen un límite para procesar y eliminar cada sustancia, si superamos este límite nos intoxicamos. Siguiendo la lógica de la importancia de la cantidad y de la calidad, si tomamos apenas un vaso de agua contaminada con una bacteria o un virus peligroso, también puede enfermarnos gravemente y hasta provocarnos la muerte. Entonces ¿El agua es buena o es mala? La respuesta dependerá del uso que hagamos de ella y de la fuente de donde provenga.

Lo que comemos puede actuar como nuestro remedio, o nuestro veneno.
Esto dependerá del uso (o abuso) que hagamos de cada sustancia, y de la fuente de donde provenga.

Salud para todos los seres
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“El material que aquí se presenta es exclusivamente de carácter informativo y no tiene la intención de diagnosticar ni tratar ninguna enfermedad. El autor no se responsabiliza por el uso indebido de la información que se brinda en este sitio. En caso de duda recomendamos dirigirse directamente al autor o a otro facultativo de confianza con experiencia en el área de salud y nutrición.”

También resulta importante saber combinar cada grupo de alimento de manera balanceada, adecuando las comidas a nuestras necesidades personales.

Existen leyes de la alimentación que nos pueden ayudar a alcanzar este objetivo. Las 4 leyes que se presentan a continuación son fundamentales a la hora planificar comidas saludables:

1. Ley de la calidad
: La alimentación deberá ser completa en su composición para mantener el correcto funcionamiento de órganos y sistemas.

En toda dieta deberán estar presentes: hidratos de carbono, proteínas, lípidos, vitaminas, minerales y agua. De acuerdo a esta ley, las dietas se clasifican en completas (variadas) e incompletas (monótonas).

2. Ley de la cantidad: La cantidad de alimentos debe ser suficiente para cubrir las necesidades calóricas y nutricionales de nuestro organismo.

Los alimentos que proveen fundamentalmente calorías (energía) son los hidratos de carbono y los lípidos.
De acuerdo a esta ley, las dietas se clasifican en: suficiente, insuficiente, generosa o excesiva.

Así, los regímenes para adelgazar que son muy restrictivos se consideran insuficientes, ya que ofrecen un descenso de peso a expensas de un contenido calórico que no cubre las necesidades nutricionales básicas de la persona.

3. Ley de la armonía: Las cantidades de los diversos principios que componen la alimentación deberán guardar una relación de proporción entre ellos, de manera tal que cada uno aporte una parte del valor calórico total.

Se recomienda que la dieta contenga: proteínas: 12 a 15% del valor calórico total; grasas: 30 a 35% del valor calórico total; carbohidratos: 50 a 60% del valor calórico total.

De igual manera, sino comemos en armonía, difícilmente los alimentos incorporados se digieran de manera óptima para que nuestro organismo los pueda utilizar. Por este motivo es tan importante generar un ambiente de serenidad antes y durante el acto de comer.

4. Ley de la adecuación:
Toda dieta deberá ser la apropiada para cada individuo en particular, considerando: edad, sexo, actividad, estado de salud, hábitos culturales y economía.
Ello implica una adecuada elección de los alimentos, así como una adecuada preparación.

Para poder entender esto resulta elemental saber que no existen “sustancias buenas” y “sustancias malas”, ya que las sustancias en si mismas no pueden ser ni buenas, ni malas (calidad). Es el uso que hacemos de cada sustancia lo que nos puede hacer bien o mal (cantidad).

Otro aspecto importante es que dependiendo de la cantidad, la misma sustancia puede hacernos bien o mal (armonía). Además, este es un hecho personal ya que existen sustancias que a algunas personas les hacen bien y a otras mal (adecuación).

Como regla general podríamos decir que lo “bueno” es lo más natural en cantidades moderadas, y lo “malo” es lo menos natural en cantidades exageradas. Con las palabras “bien” y “mal”, queremos decir respectivamente “constructivo” y “destructivo”.

Para aclarar mejor este asunto tomemos como ejemplo el agua. Esta sustancia que parece totalmente inofensiva, si se consume exageradamente (más de 25 litros en 24 horas) produce una intoxicación por agua donde se altera el balance normal de electrolitos en el cuerpo, que puede causar graves alteraciones de la función cerebral, derrames, coma, y hasta la muerte.

Esto se explica porque nuestro organismo tienen un límite para procesar y eliminar cada sustancia, si superamos este límite nos intoxicamos.

Siguiendo la lógica de la importancia de la cantidad y de la calidad, si tomamos apenas un vaso de agua contaminada con una bacteria o un virus peligroso, también puede enfermarnos gravemente y hasta provocarnos la muerte.

Entonces ¿El agua es buena o es mala?
La respuesta dependerá del uso que hagamos de ella y de la fuente de donde provenga.

Lo que comemos puede actuar como nuestro remedio, o nuestro veneno.
Esto dependerá del uso (o abuso) que hagamos de cada sustancia, y de la fuente de donde provenga.

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